Es difícil escribir, describir, expresar y hasta a veces comprender, lo que es perder a alguien.
Alguien que ocupa un lugar en tu vida, un lugar en tu corazón, alma, mente, y hasta a veces, cuerpo.Amigo, pariente, amor.
No estoy acá para explicar como se hace para sobrellevar esto, ni para analizar los pormenores psicológicos que acarrea, ni mucho menos para decir lo que tienen que hacer en estos casos.Simplemente escribo estas líneas, para expresar lo que ahora, un tiempo después, habiendo pasado algunos momentos no agradables, puedo rescatar o mirar desde otro lado.
No es fácil afrontar la realidad. Y por más que ésta nos cacheteé constantemente con un guante de hierro, hay veces que preferimos hacer caso omiso, y disimular que estamos sangrando por todos lados. Y que esa sangre es más, mucho más, de la que podemos perder.
Simplemente no caemos -o no queremos caer- en cuenta de que eso nos pasó. De que ése hecho ocurrió y que no hay nada que podamos hacer para revertirlo. Y vivimos en una especie de nube, un suelo de agua, en donde temporalmente estamos a salvo, porque podemos flotar. Pero en cuanto tocamos lo que tenemos abajo nuestro, y vemos que no es algo que nos pueda sostener, podemos caer, y no en la realidad, sino hacia algo que no tiene fin y de lo que cuesta mucho salir: depresión.
De nada sirve tampoco matarse a recuerdos, lastimarse con conjeturas de "que hubiese pasado si...", "tal vez si hubiese hecho tal..." o "nunca le dije...". El tiempo pasa, y hay que seguir vivos. Hay que seguir respirando, hay que seguir mirando hacia arriba.
No hablo de olvidar el pasado, eso jamás. Del pasado hay que aprender. El pasado es lo que somos y lo que podemos hacer en el futuro con eso. Es de lo que estamos hechos, nuestra forma de ser, nuestro carácter y conocimiento. Pero no son las cosas que nos pasaron las que nos definen totalmente, sino como afrontamos esos momentos.
De todo se puede sacar algo. Al menos eso pienso.
Yo se que el viento sigue soplando y que las hojas se siguen moviendo. Y que esas hojas se caen y se que otras nuevas van a salir. Porque la vida se trata de eso.
No hablo de religión -quienes me conocen saben que no la profeso-, ni del alma o cualquier cosa metafísica.
Hablo solo de como viví yo mis momentos.
Hoy hasta puedo mirar hacia atrás y reírme de ciertas cosas, y recordar otras y permitir que una lágrima se me caiga.
Creo que nunca había hablado antes, porque esperaba el momento en que las cosas decantaran por si solas, que todo pasara. Pero hace poco me di cuenta de que no hay una fecha, un momento, un hecho, una palabra que logre eso. Yo todavía tengo una herida abierta, que tal vez nunca cierre. Pero aprendí a aceptarla y a vivir. A que no sangre. A disfrutar lo que tengo, ahora, acá.
Para que después, no me sea difícil escribir, describir, expresar y ni siquiera comprender lo que se siento por alguien que no está, porque ya se lo dije, porque ya lo sabe, porque yo ya lo sé. Y creo, que es un buen camino.
Lucas
ves como me haces llorar puto...
ReplyDeletete quiero! y quisiera decir muchas cosas, pero, no se...es complicado
quir-k la desequilibrada
Simplemente, lamento no haber estado ahí...
ReplyDeleteLucas: no te conozco mucho ni tampoco tanto de tu historia, pero lo que escribiste me puso la piel de gallina, quizas porque muchas veces quisiera decir palabras parecidas...
ReplyDeleteMuchas veces las palabras estan de mas. Sinceramente no puedo encontrar las justas para estas ocasiones, asi que solo dire que te quiero mucho.
ReplyDeletela verdad que este post me toca muy de cerca, porque estoy luchando contra un gran herida, que a veces siento que yo entera soy la herida, y me gustaria hacer que pare de sangrar sin vivir en una nube. gracias Lulu por estas palabras......
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